Tesis Aislada, (Tesis de Tercera Sala (Tesis Aisladas))

Número de registro355412
MateriaCivil,Derecho Civil

El Código Civil de 1884, al igual que algunos códigos extranjeros, no contiene un precepto que prevea de una manera específica, la suerte que deben correr los actos ejecutados por el heredero aparente; pero atendiendo a la repercusión que tales actos puedan tener en relación a terceros, y al interés público que existe en la decisión de las contiendas que surjan con este motivo, resulta justo y equitativo, para resolver las diversas situaciones jurídicas creadas por los actos de disposición de bienes, por parte de quienes tienen sobre ellos un título aparentemente justo, atender a la doctrina relacionada con los efectos de la buena fe de los adquirentes, sin menospreciar el derecho de los titulares verdaderos, y que varía según la condición y época en que esa disposición se realiza y más concretamente, según la buena fe de los titulares aparentes. Este sistema puede expresarse en la siguiente forma: las enajenaciones, a título oneroso, efectuadas por poseedores de bienes, con un título legal, pero injusto (titulares aparentes), y llevadas a término por ellos, de buena fe, con adquirentes también de buena fe, en ningún caso pueden ser atacadas por el titular verdadero, que venza en el juicio respectivo al titular aparente. Si el enajenante es de mala fe, y al adquirente de buena, el verdadero sólo puede reivindicar la cosa en caso de insolvencia demostrada del enajenante. Si el adquirente es de mala fe, el verdadero puede, en todo caso, pretender la reivindicación. La mala fe del enajenante existe siempre que realice la cosa después de emplazado a juicio por el verdadero, que le discuta la legitimidad de su título. Su buena fe se presume siempre que la enajenación se efectúe antes de que haya surgido cuestión en que alguno le discuta la legitimidad de su título, la extinción del mismo o su mejor derecho. La teoría de la validez de los actos del heredero aparente, con relación a tercero de buena fe es el resultado de la investigación y la experiencia, pues a medida que las actividades de los individuos se multiplicaron fue haciéndose sentir la necesidad social de mantener la eficacia de los actos llevados a cabo con terceros de buena fe, que contratan, guardando las debidas precauciones, con desconocimiento de cualquiera irregularidad existente en los derechos de su causante; de donde se hicieron patentes las consecuencias injustas del sistema clásico de desconocer...

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